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La palabra es sanadora.

  ¿Te ha pasado que cuando te ocurre algo importante tiemblas? A mí sí, a veces me pasa cuando ocurre algo urgente, otras de manera ficticia gracias a mi TAG, y otras, muy pocas veces en los últimos años, cuando hablo con alguien importante. Bueno, en realidad no sé que será alguien importante hasta ese preciso instante, en el que me encuentro hablando de la cotidianeidad de la vida o simplemente de paja, pero absolutamente emocionada, como una niña pequeña. Así mismo estoy ahora, temblando e intentando dejar que ese tembleque fluya por mí sin oponerme a ello. Sin asustarme. Y he venido aquí, al folio en blanco, porque él, sin saberlo, me ha envalentonado para volver a ser yo misma.   Me ha dado el enfoque para refugiarme en las palabras, porque eso es lo que compartimos, palabras. Palabras bonitas, canciones, impresiones, pensamientos, sensaciones, etc. Precisamente todo de lo que yo solía nutrirme antes de me dejara llevar por una rutina criminal a un lugar donde no había nada de est

Lo sabía

Sé que me vas a dejar rota. Sé que esto no es más que un paréntesis más. Sé que estás bebiendo solo lo que te da la gana cuando te acusa un poquito de sed. Sé que sabes que pienso en todo esto cuando te miro, y sé que sabes que me dejarás rota y que lo piensas cuando me miras mientras me acaricias la cara y el pelo como si no hubiera un mañana. Sé que llegará el momento en el que nos despertemos un día y ya haya pasado mucho tiempo desde que no nos veamos y no nos hablemos, desde que ya estemos a muchos kilómetros el uno de otro. Sabes que yo no soy de esas, de esas mujeres malas que no te merecen, y sabes que aunque sepas que soy de las buenas no me quieres, porque a ti te gusta el veneno, porque tu eres veneno. Me confundes a cada paso. Yo no puedo permitirme caer, tengo las rodillas tan destrozadas de caerme tantas veces. Lloro, y ya lloro delante de ti, en tus brazos y eso sólo significa una cosa, y lo sabes... Sé que no hay nada del amor que me puedas enseñar y yo pueda enseñarte

La Cara Menos Oculta de la Luna

Suele mostrar luz la cara menos oculta de la fortuna. La lógica aplastante siesta y las incongruencias convergen y se convierten en detalles curiosos que nos aguapan delante de los focos. Cuando la luz se nos arroja y nos deja ciegos, y lo sabemos, que no vemos, pero volamos cual compañero de dibujos, a una muerte segura cerca del sol, a una muerte anunciada cerca de esa luz brillante que emerge de la nada. A morir por amores que sólo son amores propios. Hay disfraces de hombres en cuerpos de mujer, niños que no nacen de vientres ofrecidos a hombres que repelen el milagro de la vida, por miedo a morir de amor por sus no natos. Hay dulzura que se escapa de los labios más carnosos, adornados por rojos carmines putoneros. Hay mujeres que lloran para sus adentros la belleza de la vida, que no saben vestir por no ir a juego con el hombre al que aman. Hay hombres que visten formas apaisadas. Entre nos, te digo que ya no hay alianzas, que los escudos están más forjados y fijos que nunca, q

El artista del Alambre.

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Hace tiempo que vengo simplificando mi vida, que en vez de con personas la quiero llenar con música y letras. A veces le tengo miedo a escribir, no sé qué pueda confesarme. A veces le tengo miedo a cantar, por si me encuentro muy a gusto y sin ganas de hacer nada más. Pierdo mucho el tiempo. Estoy experimentando el placer de dejar ser a todos los demás y dejarme ser a mi misma en presencia de los demás. Nunca fui esclava de los químicos sino de mi misma y hoy lo soy más que nunca a esa sensación de que no habrá más un fin del mundo, una fecha de caducidad, una muerte anunciada, un fracaso absoluto, un intento fallido, una hipótesis mal formulada, una estadística que no arroje datos. Hoy he venido a escribir a Valentino y es verdad que tengo esa sensación en la nariz de cuando tienes ganas de llorar, pero no por nada en especial. He tomado un café con leche y un dulce, (lo confieso). He escuchado la música de un guitarrista maravilloso que me ha enviado sus temas para que los escuche.

Chao

Despídeme de tu silencio, de las muecas de hastío, de las paredes ensangrentadas. Entiendo que me halagas, que la elección aunque una daga pueda ser una rosa, y que aunque tenga espinas prefiero quedarme con su parte más sedosa, y arrancarla de la tierra que la aviva, aunque muera ensangrentada por sí misma. De la cuna no conociste su manto, del hogar sólo su espanto, del amor sus maltratos. De los gatos que te rondan cómo hacer canutos, del mar que tú eres más insulso, de mi amor mis reiterados indultos. Despídeme de tu ser más indigente, de la soledad errante que salvé por un instante, Del hijo non nato que me soñaste, del viaje a Madrid que planeaste. De Rocío y de Iciar. Buscaré siempre el cerro más alto para llorarte cuando te vea y no queden más sentimientos que los puramente físicos, cuando por no gritarte “desgraciado” , me enfermo y somatizo. Buscaré palabras de consuelo que vengan de otra parte cuando las mías no lo logren. Y daré gracias a Judas Tadeo por sus interminables

Impulsos

Impulsos. Decía Iván Ferreiro en el concierto de anoche en La Laguna, que hay momentos de miserias en la vida de una persona que son inevitables y que siempre se vuelven a repetir. Sobre todo en las relaciones surgen momentos de miserias, y decía que era justo en el momento en el que ambos están de mierda hasta el cuello y que ya es imposible echarle la culpa al otro. Cuando nadie puede tirar la primera piedra. Vuelvo a escribir después de mucho tiempo. Han pasado muchas cosas en mi vida, salubres e insalubres. Podría dar nombres, fechas, contar sucesos, soy muy buena para todo éso, tengo muy buena memoria, y no sólo para lo que me interesa, me río a veces sola al recordar las veces que he quedado en ridículo y la he cagado notablemente. En mi última entrada del blog hablaba del rock y del jazz y de dos personas que eran incompatibles aunque apasionadas. La música no es así, aunque hayan géneros diferentes se pueden fusionar y surgir de ahí algo fascinante, emocionante, raro tal ve

Sólo una confesión.

Después de un tiempo resulta que mi corazón palpita como nunca, siente lo que es ganar y perder con la misma intensidad con la que las olas llegan a la orilla. Ocurre que mis palabras no acompañan a mis sentimientos porque aprendió mi boca a que lo que diga se lo puede llevar el viento, o no tener sustento de otra boca, que a menudo no sabe ni siquiera consolar. Y ebulle el susurro que me vuelve loca, y me sube por la boca del estómago y lo vomito en forma de palabras para mi amor que es uno solo y que lo adoro, y a sus besos taciturnos y a sus brazos vagabundos que piden limosna de vez en cuando a mis muslos. Porque parece que ya no sé ni frasear, balbuceo como un 'sin dientes', eres el mejor presente de la lista que no me había tocado. Resulta que aprendió mi boca lo que duele un te quiero. Y por eso me ahogo y balbuceo, y no sé decir ni la mitad de la misa que antes solía dedicar a mis reos. Te miro y no me lo creo. Te adoro, eso sí. Lo confieso. Mi corazón está lleno, ente